viernes, 1 de mayo de 2020

NO PUEDO VERTE Y YA TE AMO por Olga Carrera

NO PUEDO VERTE Y YA TE AMO 

Por Olga Carrera

12 de noviembre: Querido hijo, hoy nos confirmaron la emocionante noticia de tu existencia.  Llevé a tu mami a la consulta médica y ahora es oficial ¡Ya vives entre nosotros!  La doctora nos ha hecho preocupar un poco con la seriedad de su expresión.  Tu mami ha perdido ya tres embarazos. Tenemos tantos deseos de ser padres.
15 de diciembre: Querido hijo, tu corazón ya ha comenzado a funcionar. Late muy tenuemente, porque es tan pequeñito, pero late…. Y el mío late por ti.  No puedo verte y ya te amo. Siento un gran deseo de protegerte.
3 de enero: Querido hijo, hoy leí una noticia terrible en el periódico: Son millones las criaturas en el mundo entero quienes, a tu edad, son succionadas bruscamente de las entrañas de sus madres y desechadas en un balde, como si fueran desperdicio.   Tu mami no se ha sentido muy bien en estos días.  La doctora le sugirió que guardara reposo. 
10 de enero: Querido hijo, ¡felicitaciones!   Ya entraste a la categoría de feto.  ¿Quién duda ahora de que eres una personita?  Ya tus bracitos y piernas están totalmente formados.  Cada una de tus manos cuenta con cinco deditos que algún día trabajarán en armonía para juntar piezas y armar figuras fantásticas.  Tus pies, con todos sus deditos perfectamente alineados, prometen corretear libremente por nuestras playas costeras.  Tu mami está un poco demacrada.  Se queja de cólicos y de dolor de espalda.  Ha dejado definidamente su trabajo para reposar.  Esperamos que todo salga bien.  Tenemos tantos deseos de recibirte en este mundo.
13 de febrero: Querido hijo, ¡cómo te ha dado por crecer!  Ya mides 18 centímetros.  Tu piel ha desarrollado un suave  y delicado vello que cubre tu cuerpo entero. Será una piel aceitunada especialmente diseñada para retar los despiadados rayos del sol.  ¡Y quién creyera que ya has comenzado a chuparte el dedo! Hace dos semanas le dimos la noticia al resto de la familia.  Abuelita va a tejerte una cobijita para cuando salgas de tu escondite. Mami se ha sentido mejor.  Continúa guardando reposo…   Yo quería que te compráramos una cuna.  Pero ella no quiere.  Dice que más adelante. 
16 de marzo: Querido hijo, ya tu cabeza está cubierta de cabellos.  Seguramente tendrás pelo castaño y rizado como el mío.  Me imagino tu nariz perfilada y tus ojitos pardos. Hoy tu mami te sintió mover por primera vez.  Vieras la alegría de su rostro cuando me contó.  Tu presencia se hace cada vez más real. Cada vez se hace más ávida la espera. 
11 de abril: Querido hijo, hoy ha nos has hecho reír con tus cosas.  ¿Qué es eso de tener hipo a tan corta edad?  Pensé que tu mami bromeaba.  Pero después de pegar mi cara contra su abdomen, me convencí de que efecto eras tú el que tenías hipo. Quiero convencer a tu mami de que compremos la cuna, pero ella está un poco débil y no tiene deseos de salir.
20 de abril: Querido hijo, mami tuvo una recaída.  No sé qué hacer para confortarla.  Hablamos sobre ti. Sabemos que  ya abres los ojos, pero no puedes ver el mundo.  No se divisa nada en la bolsa de agua en la que estás encerrado. Cuando salgas te mostraré lo hermosa que es la naturaleza.  Hoy, por ejemplo, hace un sol esplendoroso.  El cielo está claro y la marea está calmada...  ¡Aún no te conozco y ya te extraño! 
17 de mayo: Querido hijo, hoy te compré el primer juguete.  Es un trencito con rieles.  Verás lo divertido que será armarlo y verlo dar vueltas y vueltas.  Esas son las buenas noticias.  Las no tan buenas es que mami ha sido hospitalizada.  Recibirá atención médica por el resto de su embarazo.  Las enfermeras han sido amables y nos han dado ánimos.  Dicen que todo saldrá bien. 
12 de junio: Querido hijo,  ¡sabía que ibas a ser futbolista!  ¡Qué patadas!  Hoy le serví un vaso de jugo a tu mami y se lo puse en lo alto de su abdomen.  Protestaste enseguida.  Vi moverse el jugo tras tu espectacular goleada.   
15 de julio: Querido hijo, espero que pronto estés aquí afuera, con nosotros. Sé que ya falta poco. Hoy estuve con  tu mami en la consulta y te vimos en tu bolsa de agua.  Es impresionante como has crecido. Ya casi no tienes espacio para moverte.  Estamos deseosos de verte. Tu mamá sigue guardando reposo absoluto
25 de julio: Querido hijo, llegó el día tan esperado, pero me pidieron que esperara afuera. Ya es casi la media noche y estoy agotado física y espiritualmente. Tenía tantos deseos de presenciar tu nacimiento.  Pero dicen los médicos que no es conveniente, porque éste es un caso de alto riesgo.  La ansiedad me mata.  Quiero saber que está pasando. Una enfermera sale para mantenerme informado.  Me dice que las cosas se han complicado.  Tendrá que ser una cesárea.  Tú eres fuerte, pero tu mamá se ha debilitado mucho en estos últimos meses.  Solamente me queda rezar y no sé si recuerdo cómo hacerlo.  Rezo por ti, por ella… y por los médicos.  Le pido a Dios que bendiga sus manos para que sean instrumentos de un milagro.  
26 de julio: Querido hijo, mis torpes oraciones han sido escuchadas.  Los médicos pusieron todo su empeño para traerte al mundo y salvar la vida de tu madre.  ¡Y lo lograron!  
27 de julio: Querido hijo, ahora que ya puedo verte, ¡te amo más todavía!   

2 comentarios:

  1. simplemente. hermosa historia. La narración mantiene la atención de manera permanente ¡qué va a pasar?

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  2. Gracias por leer mi Blog.
    Eres un ser de luz muy especial.

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