jueves, 7 de mayo de 2020

MI AMIGO EL CATECUMENO por Olga Carrera


MI AMIGO EL CATECUMENO 
Búsqueda y conversión

Por Olga Carrera


- ¿Quieres ser mi padrino?- me preguntó Alberto con solemnidad.

- Yo, ¿padrino  tuyo? - le dije con absoluto desconcierto - ¿Padrino de qué? No será de bodas… Tú aún estás muy joven para casarte. Seremos compadres algún día, pero ¿padrino?
Alberto soltó una gran carcajada. 

- Por supuesto que no me caso, quiero que seas mi padrino en el  Rito de Elección - aclaró aumentando aún más mi confusión.

Alberto era mi compañero de trabajo.  Nos conocíamos desde hacía varios años y compartíamos los mismos intereses en el área de informática y computación. Siempre respeté su conocimiento técnico y su ética de trabajo. 

- Y ¿qué cosa es un Rito de Elección?- le pregunté en tono burlón.

Alberto no estaba para bromas.  Se lo veía ansioso por obtener mi aceptación, el problema es que yo no tenía idea de qué era lo que me estaba pidiendo.

- Antonio, - dijo acaparando mi atención- Eres el único amigo católico que tengo.  He decidido convertirme al catolicismo y necesito un padrino que me represente.  Voy a recibir los Sacramentos de Iniciación en Semana Santa.   Ya desde principios de octubre del año pasado comencé un curso en la Parroquia de San Isidro.  Todos mis compañeros catecúmenos tienen padrino, menos yo.  Quisiera que fueras mi padrino.

Me sentí honrado y avergonzado al mismo tiempo.  Honrado por haber sido seleccionado para representar un papel tan importante…  Avergonzado, porque siendo católico “de nacimiento”, no sabía nada sobre ese Rito de Elección y me sentía totalmente incapacitado para ejercer la función de padrino.  Decidí que nadie nace aprendido y que ésta era una gran oportunidad para apoyar a mi amigo y para aprender algo más sobre mi propia religión.

- Por supuesto que acepto - le dije dándole un abrazo - aprenderemos juntos sobre el asunto.

Durante el tiempo que me involucré en la preparación de Alberto como catecúmeno, aprendí muchas cosas nuevas.  Por ejemplo,  me enteré de que se les llama catecúmenos a las personas adultas que están preparándose para recibir por primera vez los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.  Aprendí que se llama Rito de Elección porque la Iglesia elige a estos catecúmenos para recibir los sacramentos y nosotros, padrinos y catequistas, somos los testigos en su afirmación de fe y en su intención de unirse a la iglesia.

Pero más interesante aún, aprendí sobre los motivos que habían llevado a mi amigo a tomar tan increíble decisión. La pregunta retumbaba en mi mente sin cesar:  ¿Por qué había decidio, así de repente, abrazar una nueva religión?.

Durante el periodo de catecumenado, el cual coincidió con el primer Domingo de Cuaresma, tuvimos la oportunidad de compartir, intercambiar opiniones y profundizar en nuestra fe.   Finalmente solté la pregunta. Su respuesta me llenó de regocijo.

Alberto había pasado su niñez y adolescencia en medio de una pugna de fe creada por sus padres.  Su padre,  bautizado católico pero no practicante, había inculcado en él la semilla de la fe cristiana.  Su madre,  proveniente de la zona del Caribe e influenciada por la Santería, se dejaba arrastrar por las corrientes del espiritismo y la magia.  Alberto había crecido sin modelos de vida cristiana que le ayudaran a encaminar su fe y a edificar su espiritualidad.

-Te acuerdas- me dijo Alberto- cuando me invitaste a acompañarte a ver al Papa Juan Pablo II, durante la Jornada Mundial de la Juventud?

Por supuesto que lo recordaba. Había sido una jornada enriquecedora. Todo el mundo quería ver al papa y yo también. Como no quería ir solo había invitado a Alberto.

- Esa invitación fue la que transformó mi vida!- explicó mi amigo-  Ese año fue sumamente exitoso en mi carrea profesional. Estaba ganando buen dinero y, a los 26 años parecía haber alcanzado mis metas:  carro propio, ropas de marca…  Pero en el fondo, me sentía vacío y desorientado.  Fue esa visita del Papa la que despertó en mí un interés especial por los católicos y por el catolicismo. El ver tanta juventud, de países diferentes, conglomerarse en multitudes entusiastas, llenas de energía y de  alegría apresuró en mí  la inquietud por descubrir los secretos de su felicidad.  ¿Qué hace a estos jóvenes tan radiantes y tan llenos de amor?  ¿Qué tiene este Papa que energiza a las muchedumbres? - Ustedes son la luz del mundo-.Esas palabras del Papa quedaron grabadas en mi corazón y a ti te debo la invitación..  Es por eso que para mí es tan importante que tú seas mi padrino.

Sin saberlo, yo había tenido que ver con la conversión de mi amigo y por ello estaba orgulloso de acompañarlo por este sendero de aprendizaje y renovación. Finalmente llegó el día tan esperado.  

Yo no entendía la dicha que sentía de participar en este Rito de Elección. Ese Sábado Santo durante la Vigilia Pascual, mi amigo Alberto, mi amigo el catecúmeno recibió con fe y con júbilo los sacramentos de iniciación:  El Bautizo, la Confirmación y la Santa Comunión.

Me alegré tanto por él. Su nueva vida en Cristo lo hacía un hombre más feliz y realizado.   Me alegré por mí, porque había tenido la oportunidad de profundizar en mi propia fe y de ser parte importante en el proceso de búsqueda y conversión de mi estimado amigo. Al finalizar la ceremonia le entregué un regalo que había escogido especialmente para él:  una estatuilla de la sagrada familia tallada en madera. Quería que esa familia unida y armoniosa de José, María y Jesús, fueran de aquí en adelante los modelos para su vida presente y futura.

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